Uno de los requisitos por parte de los clientes es obtener un texto con una gran calidad de redacción, como si la traducción no fuese traducción sino redactada directamente en otro idioma. No siempre es fácil versar con estilo porque ya se sabe, hoy en día todo es urgente y la rapidez no es muy apropiada para generar calidad.
Una buena manera para que el traductor mejore su estilo es que lea literatura sobre la temática habitual de sus clientes. Si la mayoría de su trabajo viene del sector de la moda, por ejemplo, conviene que lea revistas de moda para familiarizarse aún más con la jerga de ese mundillo. A veces no es suficiente con ser un traductor profesional nativo y vivir en su propio país para estar al día de la evolución de la lengua, conviene hacer una “inmersión” en la terminología de sus propios clientes. El idioma técnico también evoluciona y no siempre lo conocemos si no se hace el esfuerzo de actualizar sus conocimientos. Sólo de esta manera se podrá redactar correctamente y se logrará expresar con claridad y exactitud la idea que viene del texto original. Para muestra un botón: en la lengua francesa el portero de football ha sido un término que ha ido cambiando a lo largo de los años. Hace décadas se hablaba del “goal” (en referencia al goalkeeper inglés). Luego se habló del “gardien de buts” y últimamente se encuentra mucho el término “portier”, que jamás antes se utilizaba. O los políticos que antaño se llamaban “les hommes politiques” para pasar ahora a llamarse “les politiques”. Seguramente se debe a la influencia de otros idiomas, pero en el caso del portero de fútbol es interesante observar la evolución a lo largo de las últimas tres o cuatro décadas.
Para obtener una buena redacción también debemos hacer trabajar nuestra imaginación y sentir el significado del texto al igual que lo hacemos cuando escribimos algo.
No olvidemos que traducir es un ejercicio creativo, que requiere tiempo y cierta tranquilidad. Si leemos mucha temática que solemos traducir para nuestros clientes será beneficioso para todos. Aunque las prisas y los tiempos de entrega suelen ser prioritarios, no debemos olvidar la propia formación del traductor para su mejora continua.