Quiero una traducción de calidad

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Es evidente que los clientes que nos encargan un pedido exigirán una traducción profesional y de calidad, pero ¿qué significa exactamente “una traducción de calidad”? o mejor dicho ¿qué esperan nuestros clientes de nosotros?. Para algunos la calidad se refiere a la rapidez en la entrega, para otros en la exactitud de la terminología, o también en un estilo que no sea nada literal. Podemos resumir los puntos siguientes como partes del estándar de calidad de un buen servicio de traducciones:

  • Entender bien el tono general del texto.
  • Que el propio traductor sea nativo y viva en su propio país para mantener un nivel de lengua actual.
  • No se debe hacer una traducción literal, la estructura oracional no debe ser calcada del idioma de origen. Para ello conviene leer cada frase entera antes de traducirla.
  • Utilizar correctamente la puntuación.
  • No dejar ninguna falta de ortografía o de gramática. Pasar el corrector antes de entregar su trabajo a la agencia de traducciones.
  • Revisar su traducción y chequear con atención los números o nombres propios que puedan haber.
  • Mantener el mismo diseño que el original: a veces hay más palabras en el idioma de destino y conviene utilizar una fuente más pequeña o retocar el texto.
  • Mantener un estilo de redacción adecuado al texto original.
  • Entregar su trabajo a la hora prevista, es decir ser puntual.

Podemos decir que cumpliendo todos estos puntos se entrega un trabajo de calidad, que nos permitirá fidelizar al cliente si se asocia a un buen servicio postventa (cambios de última hora, trozos de texto adicionales..).

Más información en:

http://www.open-idiomes.cat

Cualidades básicas de un buen traductor

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Traductores hay muchos, pero buenos pocos. Para cualquier empresa de traducciones contratar al mejor profesional no siempre es tarea fácil, hay que saber establecer los criterios que permitirán filtrar al mejor profesional que nos dará el mejor servicio de cara a nuestros clientes.

Pero, ¿qué es un traductor?

Pues alguien con licencia en traducciones, o estudios superiores universitarios similares, con inquietudes por los idiomas y que domina una lengua extranjera A (que será la lengua fuente del texto a traducir) para versar en su propio idioma B (lengua materna). Por supuesto que ese idioma B debe ser de alta calidad , conociendo toda la gramática y reglas ortográficas pero también dominando un estilo de redacción claro y limpio y demostrando estar al día de la evolución del idioma. Por eso siempre es altamente recomendable que el propio traductor viva en su propia área geográfica para no perder ninguna novedad lingüística de su idioma materno. Nunca hay que olvidar que el idioma que se estudiará en la Universidad será el idioma de origen, pero nunca el idioma al que se traducirá.

Evitar ser literal 

Un buen traductor lee primero la frase entera antes de traducirla, en caso contrario si va traduciendo conforme va leyendo lo que hará será una traducción literal, calcada del texto A. Este aspecto es motivo de quejas de muchos clientes hoy en día, según un sondeo de la agencia Sofprex. Nuestros clientes esperan un texto redactado con fluidez como si la traducción fuera la versión escrita de primera mano, díganos que el lector no debe tener la sensación que se trata de un texto traducido.

Ojo con la puntuación

Ese es un aspecto que demasiadas veces se pasa por alto pero la puntuación es muy importante. Un traductor profesional debe conocer las reglas de mayúsculas, signos de puntuación, reglas ortotipográficas…el traductor siempre debe actualizar sus conocimientos, un poco como un médico, no olvidemos que la lengua no es fija sino evoluciona con el tiempo.

Revisar sus trabajos

Último aspecto pero importantísimo, el traductor debe revisar todos sus trabajos antes de enviarlos a la agencia de traducciones, asimismo debe haber pasado el corrector para asegurar que no quede ningún error ortográfico. La propia agencia hará ella misma su chequeo pero es primordial que el traductor haga el suyo.

En resumen, un buen traductor debe demostrar su capacidad a nivel de traducción y redacción pero también que sigue un proceso de trabajo profesional desde el principio hasta el fin, respondiendo a preguntas posventas por ejemplo.

Necesito traducir un archivo en Indesign

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La tecnología va avanzando y los traductores se tienen que adaptar y utilizar los nuevos programas que no siempre son de tratamiento de texto, como por ejemplo Indesign que es un programa de diseño para maquetadores. Pero nuestros clientes los vienen utilizando para crear folletos, notas de prensa o catálogos. Entonces resulta evidente que es más práctico y menos costoso hacer directamente la traducción con el programa que traducir con Word, luego maquetar en este caso en Indesign y luego revisar que el texto esté bien introducido sin errores. Indesign es efectivamente uno de esos programas de moda que permite a los maquetistas hacer todo tipo de folletos, catálogos para su empresa. La dificultad es que el archivo principal de extensión .indd o .idml contiene todo el documento con toda su estructura. Es importante averiguar antes de empezar que disponemos de las mismas fuentes que aquellas utilizas para crear el documento de origen sino se podría ver afectado el resultado final.

La ventaja de Indesign es que se puede utilizar con una herramienta de memoria de traducción como Trados, importamos el archivo IDML desde Trados y traducimos el texto como habitualmente. Siempre va bien tener a mano una versión en PDF para observar los gráficos e imágenes mientras vamos traduciendo, porque Trados no tiene layout gráfico. Esa versión PDF se exporta desde Indesign mismo. Luego, una vez acabada la traducción se exporta al mismo formato IDML que permitirá al cliente incorporarlo a Indesign conservando el mismo formato. Lo único, siempre hay que retocar un poco los espacios cuando se traduce a un idioma que tiene más palabras que el original, por ejemplo del inglés al castellano. En este caso el texto traducido ocupará más espacio y habrá que adaptar las cajas de texto disminuyendo el tamaño de la fuente por ejemplo, pero es un trabajo menor comparando con el hecho de colocar todo el texto. La última fase, la revisión: se hace una vez maquetado el documento traducido en Indesign y se exporta una versión PDF para que el lingüista eche un vistazo y vea que toda su traducción se ha colocado correctamente y que no falte ninguna letra, como por ejemplo al principio o al final de las frases, como ocurre a veces cuando se tiene que reajustar el texto por cuestión de tamaño.

¡Está claro, el futuro está aquí!, nos tendremos que adaptar a los nuevos programas que salen al mercado y que facilitan la tarea al maquetador. Menos trabajo para el cliente supondrá unos conocimientos adicionales necesarios por parte del traductor, eso sí.

 

Globalizar su empresa

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Hoy en día, se habla mucho de la globalización de las empresas, es decir exportar sus servicios a otros mercados. Un aspecto clave de este proceso radica en la traducción del sitio web de la empresa, que será el primer paso para dar a conocer la compañía, los servicios que prestamos o los productos que vendemos al exterior. Huelga decir que la calidad de la traducción es sumamente importante porque esta web localizada a otro idioma será nuestra tarjeta de presentación de cara al mercado de destino.

Cuando los clientes acuden a ferias para tantear el mercado nos suelen enviar presentaciones y folletos o catálogos a traducir. Estos documentos permitirán dar a conocer la empresa de nuestros clientes y enseñar la voluntad que tienen de penetrar en otros mercados. Una traducción publicitaria ha de ser “localizada” es decir traducida por traductores autóctonos que conocen la actualidad del mercado y la evolución del idioma de destino. Un traductor húngaro, por ejemplo, que llevaría veinte años residiendo en España estaría muy desvinculado de su país y quizás no conozca la jerga actual de tal o tal sector. Es un aspecto fundamental que no hay que subestimar: la localización geográfica del traductor incide directamente en la calidad de la traducción, especialmente para material publicitario. En Open Idiomes no lo ignoramos por eso todos nuestros traductores residen en su propia área geográfica.

En caso de web multilingüe aconsejamos trabajar con el mismo proveedor de traducciones que podrá pilotar a todos los traductores y gestionar las preguntas y la base de datos terminológica. Es importante que nuestros clientes encarguen a un responsable como enlace directo entre ellos y la agencia de traducciones en caso de preguntas o dudas sobre el texto de origen. Sólo de esta manera se podrá gestionar correctamente una imagen corporativa multilingüe correctamente. Eso permitirá evitar que cada departamento recurra a proveedores diferentes y que se traduzcan varias veces el mimo texto, con un coste adicional innecesario. Nosotros no cobramos los textos repetidos gracias al programa Trados que nos indica los segmentos ya traducidos para un mismo cliente. Como pueden ver, trabajar con un único proveedor supone ventajas económicas, al sacar un máximo rendimiento gracias a las nuevas tecnologías, además de un estilo uniforme.

“Las nuevas tecnologías de traducción permiten reutilizar textos ya traducidos

para ahorrar en costes y asegurar una coherencia a lo largo del texto”

Una vez traducidos y maquetados los documentos procedemos a su revisión antes de llevarlos a imprenta. A veces, los maquetadores hacen errores de copiar y pegar y la traducción correcta se encuentra cortada, por eso el proceso de revisión una vez hecha la maqueta es importantísimo. Hay multinacionales que envían esas maquetas a sus filiales para encargarse de revisar las traducciones, nosotros aconsejamos siempre que sea la misma empresa que ha traducido los documentos que se encargue de revisarlos.

En Open Idiomes llevamos dos décadas aconsejando a nuestros clientes en su proceso de globalización lingüística, pueden confiar en nuestra experiencia. Ofrecemos un servicio personalizado a todos nuestros clientes y les asesoramos en cada etapa para que la salida a mercado sea exitosa.

Más información en:

http://www.open-idiomes.es

 

 

¿Cómo se preparan los documentos a traducir?

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Siempre lo comentamos a nuestros clientes: “traducir es caro, pero una mala traducción puede salir carísimo”. Por lo tanto conviene que revisen en profundidad los textos que quieran enviarnos a traducir, que los seleccionen, y que repasen que no haya errores de sentido, también conviene evitar los textos duplicados y repetidos, aunque nosotros en Open Idiomes no cobramos las repeticiones gracias al programa Trados. También es importante que intenten enviarnos los documentos en formato Word que es el programa de tratamiento de texto por excelencia y que permite revisar la ortografía y los sinónimos con su proprio corrector. Si no hay más remedio que enviarnos los documentos en formatos no editables con PDF el cliente tendrá que saber que luego será necesario efectuar la maquetación, que es un trabajo aparte. En resumen, seleccionar los documentos, revisarlos y preparar los contenidos para su edición y traducción son los tres aspectos fundamentales de una buena preparación antes de encargar una traducción.

Al confirmar el trabajo conviene también que sepamos a quién va dirigido el texto a traducir, ¿quién será el público lector u oyente? Es importante saberlo para escoger el estilo a adoptar, por ejemplo si se trata de traducir artículos de moda quizás en muchos idiomas el tuteo sea de rigor al ser un estilo más informal para un público joven. Pero si otra empresa textil enfoca sus productos a gente mayor quizás sea más conveniente el trato de Ud. Conocer al destinatario final permitirá adoptar un estilo de escritura.

Otro aspecto importante a tener en cuenta son los gráficos: algunos son editables otros no. De todas formas hay que saber si se tienen que traducir o no, porque a veces al cliente no le interesa y con dejarlos en el idioma original como soporte al texto ya es suficiente. ¡Importante! enlazar una imagen es mucho más interesante que incrustarla si quiere traducirla luego.

No es una receta de cocina pero sí que el proceso necesita metodología para obtener un óptimo resultado final. Porque claro, luego para el proceso de traducción, con las etapas de revisión y chequeo, se encargará de ello la empresa de traducción, pero aquí también los preliminares son importantes 🙂

¿En qué formato se traducirá mi documento?

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La aparición de nuevas herramientas informáticas ha supuesto para las empresas de traducciones como Open Idiomes tener que adaptarse a la situación y no ceñirse a traducir con programas de tratamiento de texto como Word. Primero llegaron textos en formato Excel (una lista de productos, un balance de contabilidad, unos verbatims de estudio de mercado) y otros en formato Power Point (una presentación de empresa, un estudio de un producto..). Excel y Power Point no son tan ágiles como Word, de hecho no son programas de tratamiento de texto sino una hoja de cálculo y un programa de presentación para diapositivas, pero no suponen ningún problema, por ejemplo se integran perfectamente al programa Trados que utilizamos y que permite almacenar las frases que traducimos para un mismo cliente.

Más adelante fue el auge de las traducciones de la páginas web y convenía utilizar un software que permitiera traducir exclusivamente las frases sin alterar las etiquetas “tags” y mandos informáticos. En Open Idiomes utilizamos el programa Sublime Text 2 que va muy bien y que permite señalar el texto a traducir destacándolo con un color diferente. Aquí encontramos formatos tan diversos como HTML, XML, PHP…

Últimamente, han aparecido muchos pedidos de diseño (en caso de manuales y guías de usuario, folletos, trípticos..) realizados con el programa Indesign. Por lo tanto conviene realizar la traducción con dicho programa para evitar que el cliente vuelva a picar el texto después. Luego lo exportamos a PDF y lo convertimos a Word para pasar el corrector. Indesign también se trabaja desde Trados si se exportan los ficheros Indesign a formato IDML por lo que tampoco supone ningún problema.

Bien es cierto que hay formatos más favorables para el traductor como Word que es puramente un programa de tratamiento de texto, sin embargo las exigencias del mercado hacen que las empresas de traducciones de calidad se tengan que adaptar y utilizar nuevas herramientas informáticas. Hay que optimizar el proceso de traducción y entregar a nuestros clientes un producto acabado en el formato que necesitan ellos. El cliente tendrá su texto traducido en el mismo formato que el original con el mismo diseño (negritas, enlaces, mayúsculas, imágenes..) ahorrándose tener que elaborar de nuevo el formato.

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8 preguntas que hacerse antes de escoger una empresa de traducciones

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Cuando decida escoger a un proveedor de traducciones, lo más normal es que quiera establecer una relación para mucho tiempo, con la tranquilidad de tener a una empresa en quién confiar en caso de necesidad urgente. Ahora bien, es importante tener unos criterios a la hora de escogerla para evitar perder tiempo innecesario y tener que buscar a otro proveedor más adelante. Hay mucha oferta por la red desde microempresas instaladas en casa hasta multinacionales. Hemos resumido los ocho puntos más importantes que tendrá que tener en cuenta:

  • ¿Es una empresa con mucha experiencia en el sector? Que puedan demostrar como mínimo 10 años de experiencia os dará la tranquilidad de tener un proveedor capaz de solucionar muchas situaciones que pueda haber en la relación cliente-proveedor, como urgencias a varios idiomas, cambios de último momento…
  • ¿Tienen un seguro de Responsabilidad Civil? En caso de pérdida de documentos o si algo falla por error humano (por ejemplo tener que volver a imprimir un folleto por un texto que se ha revisado pero por error se ha enviado otra versión al cliente). El importe asegurado ha de ser proporcional al volumen de ventas anual de la empresa de traducciones. Es imprescindible trabajar con un proveedor que esté asegurado para hacer frente a un error humano que siempre pueda pasar.
  • ¿Pueden demostrar referencias de otros clientes? Sería la mejor manera de avalar su política de calidad y de asegurarnos que es una empresa en la que se puede confiar.
  • ¿Tienen experiencia en vuestro sector? La empresa de traducciones deberá conocer vuestro sector y tener alguna experiencia en traducciones para dicho ámbito. En caso contrario, para ellos el hecho de trabajar con un cliente que procede de un mundo desconocido puede provocar atrasos en la entrega y muchas preguntas innecesarias por falta de experiencia. La empresa de traducciones ha de disponer de material y glosarios y tener a traductores especializados en cada campo de actividad.
  • ¿Utilizan programas de memoria de traducción? Como por ejemplo Trados o Déjà Vu. Es imprescindible para una relación a largo término que su proveedor almacene los trabajos traducidos para reducir costes cuando se repetirán partes ya traducidas y no volver a pagar para ellas. Además permitirán homogeneizar siempre el estilo, muy importante cuando se trabaja con equipos de varios traductores o cuando el traductor habitual se va de vacaciones eso permite que el nuevo traductor utilice la misma memoria de traducción, y también el mismo vocabulario. Es la única manera de conservar una calidad continua.
  • ¿Tienen un “jefe de proyectos”? que servirá de enlace entre el cliente y proveedor y que pueda aportar soluciones rápidas.
  • ¿Revisan todos sus trabajos? Se trata de la última etapa antes de entregar el trabajo al cliente, pero es muy importante. Conviene revisar las traducciones para remediar cualquier olvido, desliz, error de un número en una tabla…
  • ¿Tienen un servicio post venta? Toda buena empresa de traducciones, como Open Idiomes, debe ofrecer a sus clientes un servicio post venta de al menos 30 días ante cualquier reclamación que pueda surgir.

Más información en: http://www.open-idiomes.es

 

 

4 tópicos sobre la traducción profesional

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Muchos de nuestros clientes desconocen por completo el mundo de la traducción, cosa normal porque cada maestrillo tiene su librillo como dice el refrán. Hace unos veinte años, cuando se creó Open Idiomes, éramos una decena de empresas en el mercado español, quizás un poco más pero no mucho la verdad. Pocos estudiantes escogían los estudios de Traducción e Interpretación, la mayoría preferían enseñar idiomas y pululaban los centros de idiomas por doquier. De repente aparecieron las profesiones del futuro en la prensa y empezó a salir “traductor”. A mucha gente traductor les sonaba traducir una novela, no acababan de hacerse una idea de lo que era generalmente. Luego vinieron los Erasmus con los intercambios lingüísticos y cada vez más estudiantes decidían estudiar la carrera de traductor. Recientemente han aparecido muchas empresas de traducciones, la mayoría pequeñas empresas montadas desde una habitación con un ordenador.

Hoy en día cuando se habla de traductor se entiende que no nos referimos exclusivamente al traductor de libros sino al profesional que trabaja con empresas. Sin embargo, poca gente sabe lo que se esconde detrás de este mundillo y la dificultad que resultad trabajar con un buen profesional.

Tópico 1: Cualquier persona puede ser traductor, basta con saber idiomas:

Esa es la primera idea que pasa por la cabeza de la gente. Se imaginan que cualquier nativo extranjero puede traducir, y no es verdad. Se necesita una formación universitaria para preparar al traductor, y más aún cuando se trata de un intérprete. Además hay que dominar dos idiomas como mínimo, la lengua de origen y la de destino (la suya) que implica un alto nivel lingüístico.

Tópico 2: Todo el mundo sabe escribir en su propio idioma.

Aquí tampoco es verdad. Si hablamos de una buena traducción se entienden dos cosas: que el texto esté traducido con exactitud y que esté bien redactado, que no sea literal, y que sea fiel a la manera de hablar de la cultura de destino.

Tópico 3: Un traductor puede traducir de todo

¡Mentira! cada traductor es diferente, según la materia del texto habrá unos más hábiles que otros. Una buena empresa de tracciones debe seleccionar al mejor traductor según su especialidad.

Tópico 4: El cliente simple tiene razón.

La puede tener, no se discute, pero el hecho de pagar por un trabajo no siempre otorga derecho a discutirlo todo. En el mundo de la traducción la subjetividad es muy importante. El hecho de saber inglés no siempre permite apreciar todos los matices que solo una persona nativa puede dominar. Por mucho que se esfuerce un traductor en redactar con un estilo impecable puede no ser del gusto del cliente que esperaba otra manera de expresar las cosas. Siempre se puede hablar para discernir las expectativas del cliente y entregarle un trabajo que le agrade. No olvidemos que hay tantos gustos como clientes.

¿Cómo se cobra una traducción?

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Se diferencian dos tipos de traducciones a la hora de facturar un trabajo. Si se trata de una traducción oficial, jurada por lo tanto, el precio suele ser por página cuando son documentos de una o dos páginas como los certificados. Si se trata de una traducción oficial de un escritura por ejemplo, es decir un documento más grande, el precio ya se hace por palabra. Porque efectivamente la gran mayoría por no decir la casi totalidad de las traducciones se facturan por palabra. Hay empresas de traducciones que facturan por palabra de origen y otras por palabras a la lengua traducida. En Open Idiomes preferimos esta segunda opción porque representa realmente el trabajo realizado.

Cuando un cliente nos solicita un presupuesto, si el documento a traducir es un Word por ejemplo es sencillo porque vamos al contador de palabras del programa y multiplicamos la cantidad por el precio por palabra, aplicando un descuento según la longitud del documento. También a veces hay que descontar los números cuando hay tablas con listas numéricas o las marcas y nombres propios que no se traducen. En fin hay que contar únicamente lo que se traducirá, es decir el trabajo efectuado, sin engañar al cliente.

La tarea es más difícil cuando el documento es escaneado o viene con texto insertado en imágenes. Entonces hay que pasarlo por el OCR del escáner que convertirá la imagen en caracteres. Tendremos un documento que no nos servirá para traducir, porque el texto estará totalmente desconfigurado, pero sí que nos será útil para calcular la cantidad de palabras, sin tener que hacerlo a mano.

 En el caso de pocas palabras las empresas de traducciones suelen cobrar una tarifa mínima, que varía a partir de los 20 euros.

En resumen, a excepción de los certificados que necesitan traducción jurada las traducciones se suelen cobrar por palabra. Las condiciones con cada cliente, según volumen mensual por ejemplo, permiten aplicar descuento variable que se puede negociar.

 Más información en:

http://www.open-idiomes.es/tarifas.html

Quiero traducir un contrato

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Traducir un contrato es uno de los encargos más difíciles para el traductor. Primero tiene que estar especializado y haber recibido la formación adecuada. Hay fórmulas que se dicen de una manera y no de otra, por lo tanto no se pueden inventar frases. Lo mismo para con la terminología: el “declarante” por ejemplo se traducirá solo de una manera en caso de contratos, dependiendo del idioma a traducir evidentemente.
En Open Idiomes traducimos cada vez más contratos, que proceden generalmente de clientes bufetes de abogados, debido a la globalización general de las empresas. Nuestros clientes necesitan conocer los pormenores de los contratos antes de firmarlos, de ahí la importancia de entregar una traducción perfecta. Si son contratos que no deben presentarse a organismos públicos u oficiales no será necesario hacer una traducción jurada, pero en todo caso sólo un traductor profesional con experiencia en textos jurídicos se podrá encargar del trabajo.
Cada lengua tiene sus acepciones, sus formas de expresarse y el mundo jurídico no escapa de la regla. Conviene siempre redactar de la manera más clara posible para evitar cualquier inequívoco o vacío legal.
A parte de la traducción en sí, la presentación difiere según el idioma y conviene adaptarla a la lengua traducida. Algunos idiomas ponen la fecha a la derecha, otras a la izquierda. Pasa lo mismo con el encabezamiento y la fórmula para despedirse.
En resumen, el cliente debe asegurarse del proceso de calidad que seguirá su proveedor de traducciones antes de encargarle un contrato a traducir, la importancia del resultado obliga a la mayor comunicación posible entre cliente y proveedor para evitar cualquier malentendido y ofrecer una traducción de calidad óptima.
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