Es evidente que los clientes que nos encargan un pedido exigirán una traducción profesional y de calidad, pero ¿qué significa exactamente “una traducción de calidad”? o mejor dicho ¿qué esperan nuestros clientes de nosotros?. Para algunos la calidad se refiere a la rapidez en la entrega, para otros en la exactitud de la terminología, o también en un estilo que no sea nada literal. Podemos resumir los puntos siguientes como partes del estándar de calidad de un buen servicio de traducciones:
- Entender bien el tono general del texto.
- Que el propio traductor sea nativo y viva en su propio país para mantener un nivel de lengua actual.
- No se debe hacer una traducción literal, la estructura oracional no debe ser calcada del idioma de origen. Para ello conviene leer cada frase entera antes de traducirla.
- Utilizar correctamente la puntuación.
- No dejar ninguna falta de ortografía o de gramática. Pasar el corrector antes de entregar su trabajo a la agencia de traducciones.
- Revisar su traducción y chequear con atención los números o nombres propios que puedan haber.
- Mantener el mismo diseño que el original: a veces hay más palabras en el idioma de destino y conviene utilizar una fuente más pequeña o retocar el texto.
- Mantener un estilo de redacción adecuado al texto original.
- Entregar su trabajo a la hora prevista, es decir ser puntual.
Podemos decir que cumpliendo todos estos puntos se entrega un trabajo de calidad, que nos permitirá fidelizar al cliente si se asocia a un buen servicio postventa (cambios de última hora, trozos de texto adicionales..).
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